Boletin 24 \ 12 \ 2007

Esta va a ser mi primer navidad en el viejo continente y a la distancia veo cosas que me hacen pensar acerca de como vivimos esta fecha tan especial en Argentina:

Sin preguntarnos demasiado, adoptamos tradiciones como la de decorar las vidrieras de los locales con nieve de mentira, comer turrón, nueces, fruta abrillantada, esas bolitas rellenas de chocolate y almendras, más turrón y ese pedacito de pan dulce qué? no lo vas a comer?
En las casas donde hay niños pequeños, hacemos lo que sea por mantener su ilusión. En ocaciones hasta sacrificamos a un primo, o un tío a que se introduzca en un sauna rojo, de terciopelo de imitación y una barba artificial que le suda toda la cara, durante un buen rato, sólo para entregar los regalos del árbolito.
No tengo nada en contra de esto, bueno, en realidad tengo bastantes cosas en contra de la fruta abrillantada, pero sacándola de lado y del pan dulce, digamos que siempre me gustó esta epoca del año.
El problema es que ES VERANO.

De alguna manera, a lo largo de los años logramos desarrollar una habilidad especial a la hora de pensar el menú de la noche buena:
La de hacernos los que no nos damos cuenta que cuando hace calor, la gente come menos.

Los mayores, al estar hace más tiempo en esta farza, se sienten más comprometidos con la causa y mucho más sencibles ante cualquier cuestionamiento.
Te la regalo encararlo a tu viejo con palabras como:
- “Dejá, para qué vamos a hacer asado?, comemos sanguchitos y listo.”
Andá a decirle a tu tía que no traiga las ensaladas y los platos fríos que siempre terminan sobrando. Encima tu vieja que no se quiere quedar atrás, alguna cosa siempre termina poniendo al horno.
Además en el fondo sabemos que es inútil, ante cualquier negativa, sacan el arma secreta, gastan el comodín, tachan la doble, hacen uso del argumento milenario, pasado de generación en generación que rige:
Un navidad sin _______ , no es navidad.

El otro día me preguntaron:
Qué onda la navidad allá en Argentina? Cómo se vive?
Con mucho, pero mucho espíritu navideño, conteste.

A las 12 en punto desde Lisboa alzaré mi copa para brindar con todos ustedes y decirles:
- Salud, Feliz Navidad y buen provecho.

Los quiero amigos,
Juan.