segunda-feira, 14 de janeiro de 2008

Boletín 14 \ 01 \ 08

En lisboa la navidad se vive diferente.
Nadie tira fuegos artificiales, entonces que pasa? ni te diste cuenta y te agarran las 12 en cualquiera.
Erick, comenta: che son 12 y cuarto. Y ahí nomás, todo el mundo entró en la confusión: no sabia si servir copas, entregar regalos, dar abrazos, sacar fotos o sacarse una foto bindando abrazados con regalos en la mano.
Después del momento de las 12, llegó el momento del turrón, después el de la rabanada, y por último el del pastel de nata. Y cuando digo por último digo por último mismo. Porque en Lisboa la navidad se vive diferente. Estoy hablando de salir a la calle y que no haya UN alma. La gente no sale el 24 a la noche, se queda en su casa, se va a dormir temprano. Pasa el 25 al mediodia, una serie de pavo, ensaladas y postres más, y recién el 25 a la noche, digestión de por medio, la gente se asoma a la calle. MUY RARO.

El 26 hablamos con el Chacho para ir a pasar fin de año a otro lado.
En Lisboa las fiestas se viven diferente.
Así fue que el 29 nos fuimos para Graz, Austria.
La idea base era ir a hacer Snowbard.
Allí me encontré al otro día, tirado en la nieve, caído en la nieve, mejor dicho, por enesima vez, intentado decifrar cómo y porqué la gente decide levantarse temprano, poner en marcha el auto, manejar una o dos horas hasta subir a la montaña, ir a cagarse de frío, atarse los pies a una tabla caprichosa que hace lo que se le antoja y estar durante varias horas a la merced de dicha tabla, con un solo objetivo: sobrevivir.
Y encima pagar para eso.

Hay ciertos códigos que uno cuando ya empieza a ser del palo comienza a manejar. Por ejemplo, vas a alquilar la tabla y te preguntan: Sos Goofy o Regular? Por las dudas dije Goofy, a mi no me van a decir que soy regular asi como cualquiera, que soy? un tipo qualunque yo?, no viejo.
A las 2 horas de andar al revés me di cuenta: soy regular.

Uno cree que a medida que vas aprendiendo te golpeas menos, mentira.
El snowboard es un deporte diseñado para que te golpees.
Cuando no sabés nada de nada, te caés, te la pasás en el piso. Y cuando por fin empezás a andar, te hacés el temerario, te mandás por la pista roja, tomás velocidad y ahí si que te golpeás de verdad.

Todos estos pensamientos negativos iban increyendo dentro de mi a medida que se me iba enfriando el cuerpo y cada ves tenía menos libertad de movimiento. Primero no poder girar el cuello hacia la derecha, luego no podía levanta los brazos más allá de la altura de mis hombros.
El dolor que sentía cuando doblaba las rodillas era como el de escuchar 6 horas seguidas el último disco del Teto Medina.

Recién al tercer día me di cuenta, lo hicieron cool. Están todos tapados hasta la nariz, pero con estilo.
A todos les duele cuando se caen, pero con onda, se lastiman pero con gracia.
El tobillo te duele lo mismo si te lo esguinzas haciendo un 360 backflip o si algún boludo te pega con el changuito mientras hacés la compras en el supermercado. Pero claramente la primera opción, es mucho más glamorosa.

Los quiero amigos,
Juan.